Skip to main content
0
Lo importante no es saber cómo nos movemos sino qué nos mueve.
_Pina Bausch
Las emociones son reacciones psicofísicas que ocurren de manera espontánea y automática.
Los sentimientos son la interpretación que hacemos de esas emociones y se pueden regular
mediante nuestros pensamientos.
Una emoción brota de nosotros sin preguntar.
Habitamos emociones. ¿Somos las emociones que habitamos?
La propia palabra emoción procede del latín emotion, palabra que deriva del verbo emovere, que
significa movimiento, impulso, sacudida, temblor o estremecimiento.
Durante la creación de este taller, surgió una pregunta:¿De verdad crees que te mueves libremente?
Hacemos cuerpo con nuestras emociones.
Hacer cuerpo con significa habitarlas, mimarlas, expresarlas, transformarlas.
No controlamos nuestras emociones. Ni si quiera a veces con la respiración.
Con el tiempo, podemos de alguna forma “domesticarnos”. Por ejemplo, que sintamos una
emoción de amor y ternura pero hacemos todo lo contrario o, incluso, anularlas para poder
seguir funcionando.
Sin embargo, la emoción que nos habita se mueve por algo y existe por algo.
Ese “algo” improbable de describir con palabras se manifiesta en nuestro cuerpo mediante el
movimiento.
El movimiento no engaña, nuestro cuerpo es una radiografía de vida.
El movimiento auténtico es una vibración constante sin interferencias lógicas.Por eso, me siento libre, soy libre, moviéndome en coherencia a los impulsos que me motivan.
Haciendo lo más difícil a veces : ser sincera conmigo misma.
Y esto, irremediablemente, nos cambia.
No podemos escondernos. Vamos con miedo hacia lo desconocido.
No podemos hacer una emoción o forzar una emoción.
Simplemente, sentirla.
Declan Donnellan advierte, en su libro “El Actor y la Diana”, que son nuestras acciones con
cualidad las que nos transforman en escena. La actuación supone recorrer el camino, salir de
mí e ir hacia el otro, ir hacia el mundo, salir a escena. Siempre que actuamos es porque
queremos transformar algo, cambiar algo.
Para Julieta el gozo de ser amada por Romeo es tan grande como el terror de ser rechazada por
él. El miedo al dolor nos lleva a querer ver sólo lo bueno, una única cosa, pero el actor necesita
ver estos dúos: lo que puede ganar y lo que puede perder, y con ello transitar el conflicto que es
común al hecho teatral.
Cuando vamos al teatro podemos comprender el conflicto del personaje, comprendemos la
FICCIÓN escénica y las fuerzas internas en pugna. El buen teatro nos pone delante de nuestra
propia y contradictoria humanidad.
Y entre esa frágil capa entre lo interno y lo externo transformamos esa experiencia emocional
en expresión artística. En una adecuación de la forma e integración de esa parte que hay en
nosotros hacia el mundo. Dotando a la vida de arte y verdad.
Porque ese cuerpo y esa emoción no volverá. Cada momento de vida es único. Y el valor de
nuestra propia vida, el mayor regalo.
Una expresión que podamos compartir con otros. Ser con otros. Contada desde la honestidad
pura. Tan bella y perfecta como oscura e inconsciente. Para que la Vida siga en nosotros más
presente si cabe.
Rezo encarnada: “Ojalá llegue el día en que puedas ver a través de mí para que seas todo lo que
yo veo, para que sientas cuánta vida y amor me das, y cuánto de mi ser existe porque tú eres
ahora. Los dos (pasado, presente y futuro) convergiendo en el mismo espacio-tiempo.”
Autora: Alabama Laura Salido
@alabamateatroenmovimientoPara: El Blog de Óscar Cortés Teatro Terapéutico

Leave a Reply