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Cuando parece que todo ha acabado, la historia continua….

Tal vez esta palabra no la hayas escuchado nunca “transgeneracional” o puede que sí estés familiarizada con ella, para hablarte de los conflictos transgeneracionales  os pondré un ejemplo sencillo.

Imagina que van una madre y su hija caminando por un parque y de pronto ven a un perro, la madre tiene miedo de los perros, pues de pequeña fue agredida por uno, así que aprieta la mano de su hija con fuerza y se queda tensa y asustada. El perro continúa su camino y la madre sigue caminando aun con el susto en el cuerpo, ella no le dice nada a su hija, pero la hija ha percibido la tensión de la escena, ha sentido que algo pasaba. Cuando la madre ve que la niña quiere tocar algún perro le dice “ten cuidado qué te pueden morder” así que la niña irá creciendo y sintiendo una sensación de peligro ante este animal, sin saber de dónde viene ni por qué.

Esto que acabo de contar es algo muy común, educamos desde nuestros miedos y a veces sin saber que los tenemos pues es un miedo del clan familiar. Pondré otro ejemplo: Si en nuestra familia hubo un asunto de traición, la herida de traición se nos despierta y con ella todos los mecanismos de defensa, está herida al ser muy profunda hace que persista si no se sana o se habla con honestidad de lo que sucedió “Al abuelo lo traicionaron y delataron y por ello fue fusilado, la familia se quedó consternada tras la pérdida, es por eso, por lo que a veces actuamos con desconfianza hacia la gente y no somos muy sociales”. Al hablar de lo que pasó y ponerle un protagonista es más fácil entender de dónde viene la herida y no perpetuarla.

Las heridas más comunes que se pasan generación tras generación si no son sanadas son las de abandono, rechazo, humillación, traición e injusticia. Pero si nos vamos a cosas más concretas las experiencias que más afectan a la historia familiar y se pueden repetir si no se habla de ello y se trabaja de manera consciente son: Abusos sexuales, adicciones, infidelidades, suicidio, encarcelamiento, esclavitud, guerras, dictaduras… Estas situaciones son muy traumáticas para la familia por ello requieren de ser tratadas con especialistas para ser sanadas, el problema es que antaño ir a terapia o a un psicólogo se decía que, para los locos, entonces se ocultaban o se negaban. Debemos tener en cuenta que venimos de un contexto social católico y que estas situaciones estaban muy mal vistas, así que fácilmente se escondían.

Tanto en el género literario como en el cine y televisión podemos ver este tipo de conflictos transgeneracionales. El libro de cien años de soledad de García Márquez o la reciente serie de HBO Mare of Easttown protagonizada por Kate Winslet o la película de Disney Coco, son algún ejemplo de cómo afectan estas heridas al clan familiar.

Lo primero que tenemos que hacer si detectamos que podemos estar repitiendo un patrón familiar o tomamos conciencia de que hay heridas familiares que tenemos que atender es; conocer bien la historia familiar, aceptar la historia, atender las emociones que puedan llegar, hacer un abordaje profesional con acompañamiento, bien sea en terapia grupal o en psicoterapia individual, esto último es importante ya que para sanar tenemos que ver qué historia nos estamos contando y cómo afecta a las diferentes áreas de la vida, la psicoterapia te puede dar herramientas y recursos para el proceso de sanación, además de proporcionar un espacio seguro y de confianza para tratar el conflicto familiar o cualquier otro que pueda surgir.

Que todas tus heridas sanen, que todas tus heridas te sanen.

Texto escrito por nuestra colaboradora: Anouk Cerqueira

IG: anouk_cerqueira

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