EL ENFOQUE DE «NUESTRO» TEATRO TERAPÉUTICO
El Teatro Terapéutico que ofrecemos se fundamenta en un concepto universal, pero se presenta de manera singular, diferenciándose de otras disciplinas humanistas. No busca imponer cambios externos, sino crear un espacio seguro donde cada persona pueda explorar y comprender su interior a su propio ritmo. Este entorno no está destinado a la psicoterapia; su objetivo es liberar la creatividad individual y grupal, permitiendo a cada participante descubrir su forma más saludable de expresión y autoconocimiento.
Creemos que el cambio auténtico y duradero surge de las necesidades y deseos propios, no de presiones externas. La práctica artística se desarrolla en un laboratorio creativo que integra diversas corrientes y saberes, centrado en el arte dramático y el movimiento, favoreciendo la inteligencia emocional a través de experiencias somáticas. La creación artística se manifiesta como un proceso en el que se generan obras mediante diferentes formas de expresión, enriqueciendo tanto la experiencia individual como la colectiva.
A diferencia del teatro «convencional”, nuestro Teatro Terapéutico no persigue una estética bella, formar actores ni dar sentido a una gran interpretación. Además, se desmarca de la presión de tener que presentar una obra y no se enfoca en crear experiencias artísticas de calidad. Nuestro trabajo sigue un camino diferente, pero no dejamos de hacer teatro, desplegando nuestro mundo imaginario para ponerlo en acción desde la ficción: con una voz, un cuerpo y creencias que no son mías, pero con el riesgo que supone actuar. Con la gran diferencia de que creamos un espacio para la reflexión e integración de nuestras vivencias en cada taller. Se puede decir que es un Teatro Consciente y para la Vida.
A continuación, destacamos los valores principales de nuestro “laboratorio de creación e investigación artístico y humano”:
- Respeto al proceso individual
Respetamos los ritmos internos de cada persona. Buscamos crear un entorno donde el individuo pueda ser consciente de sus emociones y patrones, confiando en que, al ofrecer un espacio de exploración libre, podrá identificar áreas que necesiten transformación.
- Autodescubrimiento y conciencia
A través de dinámicas como ejercicios teatrales, movimiento e improvisación, los participantes descubren aspectos de sí mismos que no conocían. Este auto descubrimiento abre nuevas posibilidades y perspectivas, facilitando un proceso de conciencia sin imponer un resultado específico.
- La idea de «darse cuenta”
Este enfoque, vinculado a filosofías orientales y la Terapia Gestalt, se centra en la toma de conciencia de pensamientos y emociones. Al estar presentes en el aquí y ahora, los individuos pueden elegir cómo responder, permitiendo que el cambio surja de manera orgánica.
- El poder de la ficción
Utilizamos la ficción como herramienta para que los participantes exploren diferentes versiones de sí mismos. En este espacio entre realidad y ficción, pueden experimentar y replantearse sin la presión de cumplir con una narrativa única, generando nuevas realidades en su interior.
- El cambio como consecuencia sin necesidad» de cambiar
El cambio no es el objetivo, sino una consecuencia natural de la exploración y el juego. Si un individuo encuentra una nueva forma de verse o relacionarse, ese cambio será genuino, surgiendo de su propia necesidad, libre de presiones externas.
Nos distanciamos de la idea de que el individuo debe cambiar. Aceptamos a cada participante tal como es. El objetivo es explorar; si ocurre un cambio, será porque la persona así lo elige.
- Autonomía en el proceso creativo
Cada persona es creadora de su propio proceso. Tiene la libertad de explorar y compartir sin expectativas de resultados concretos. Esto fortalece la autonomía y el poder personal, permitiendo que el cambio emerja de manera voluntaria.
- El trabajo como espejo
El teatro permite a los participantes verse reflejados y observar sus reacciones y actitudes. Esta autoobservación les ofrece claridad, proporcionando un espacio para procesar la información y decidir si desean cambiar.
- La importancia del sentido del humor
El humor es vital en nuestro proceso, desdramatizando situaciones y facilitando la apertura emocional. Aligerar la carga emocional y permite a los participantes distanciarse de sus problemas, viendo todo desde una perspectiva más amplia. A través de ejercicios cómicos, pueden descubrir facetas desconocidas de sí mismos, fomentando la aceptación sin juicio para desarrollar este sentido, el del humor.
- La dualidad de ser espectador e intérprete
Valorar la dualidad de los participantes en estos roles enriquece la experiencia. Ser espectador permite reflexionar y reconocer emociones en un contexto seguro, mientras que ser intérprete ofrece la oportunidad de explorar aspectos de la identidad y liberarse sin temor al juicio. Este intercambio crea un ciclo de autoconocimiento y empatía, fortaleciendo la conexión entre los miembros del grupo.
En conclusión, nuestro Teatro Terapéutico no busca imponer cambios, sino facilitar un espacio donde cada persona pueda encontrarse con su verdad y decidir libremente si desea transformar algo de su vida. El cambio, cuando surge, es genuino y personal, originado en la experiencia interna y no en la presión externa.
“El escenario, en su generosidad, nos brinda el más preciado regalo: la medicina que alivia nuestro sufrimiento y da sentido a nuestra existencia.”
Óscar Cortés Salás